viernes, 14 de marzo de 2014


 ENTREVISTA A JORDI BORJA.

Jordi Borja: "Como está el mundo, tender al conservadurismo es catastrófico"

En esta charla, el urbanista catalán sostiene que el derecho a la vivienda, pero sin acceso a la movilidad, al trabajo y a la centralidad, no es suficiente para formar ciudadanos.

Por Horacio Bilbao

Viajero incansable, el catalán Jordi Borja es un habitué de Buenos Aires. Llega aquí periódicamente por conferencias, amistades o presentaciones de libros. El último, Ciudades, una ecuación imposible, (Editorial Café de las ciudades), es una compilación de ensayos de varios autores que abordan el tema en el que Borja es referencia. Su voz, su mirada de urbanista de formación comunista, cobra más fuerza ahora frente a la crisis europea. Los movimientos sociales que encabezan la resistencia en el viejo mundo, los indignados, tienen entre sus proclamas temas que Borja engloba en el derecho a la ciudad. Aunque sea esa una ecuación imposible: compatibilizar competitividad económica, cohesión social, sostenibilidad ambiental, gobiernos democráticos y participación ciudadana. Borja va en sus textos y también en esta charla del “crepúsculo” a la “aurora urbana”, de los signos negativos representados por esta crisis a unas tendencias positivas evidenciadas por fin en una resistencia social.

¿Los gobiernos atienden más a los especuladores inmobiliarios, a la burguesía financiera, y mucho menos a las necesidades sociales de la gente?

En el caso español, que ha sido absolutamente escandaloso, junto al de los Estados Unidos, muchas autoridades veían como estupendo el hecho de que se construyeran muchísimas viviendas. Decían que indicaba desarrollo, crecimiento, empleo, flujos de dinero. En 2009, el Banco Mundial recomendaba que se desregularan todas las trabas urbanísticas y fiscales para que hubiese más construcción. El resultado ha sido una crisis financiera, social, de territorio, con barrios y ciudades abandonados y a medio hacer. Significó una regresión social y económica muy importante.

Con millones de damnificados y unos pocos beneficiados, jamás castigados…

El problema de esta crisis es que ha desarrollado una mentalidad especulativa en distintos sectores de la sociedad. No es que toda la gente haya jugado a esto. Pero existía la idea, mítica, de que tener suelo, ladrillos, viviendas, departamentos, era poseer bienes que sólo podían aumentar de precio. España, entre 1997 y 2007, edificó más viviendas y metros cuadrados que Reino Unidos, Francia y Alemania juntos. Cuando cayó la demanda, cayó la actividad económica, subió el desempleo, y empezó a haber gente que ya no podía pagar sus créditos. Los bancos entraron en crisis, y desahuciados, le exigieron a la gente que les entregara las viviendas, pero como ahora valían menos, salieron a cobrar las deudas al valor que tenían antes. No tienen cómo cobrar. La gente que no tiene crédito ni empleo, pero hacen constar esas deudas y equilibran sus balances. Es una economía ficticia.

¿Han sido cómplices o débiles los gobiernos para que esto ocurriera?

Si se han normado tasas de interés muy bajas para las hipotecas, si no controlan a los bancos, si no tienen políticas para aprovechar las plusvalías urbanas, si permitieron operaciones especulativas sin demanda solvente, si el planeamiento ha facilitado este tipo de urbanizaciones, ha habido complicidad de los gobiernos locales y nacionales.