Por Edgar Ramirez Monsalve
Profesor titular Universidad nacional de Colombia sede Medellín
Doctor en Educación y Sociedad, Universidad de Sevilla, España
Miembro de GECIPAP
Sociólogo alemán -1864-1920- , incursionó en estudios de Economía, Derecho Política y Religión, ejerció docencia universitaria en varias universidades – entre ellas la de Viena y Munich-, intentó sin éxito la formación de un partido alemán que combinase ideas socialdemócratas y liberales y participó activamente en el proceso político constitucional de la redacción de la carta de Weimar.
Con Carlos Marx, Vilfredo Pareto y Emilio Durheim entre otros, se le considera uno de los clásicos del pensamiento sociológico moderno e iniciador de las corrientes antipositivistas de las ciencias sociales, la sociología de Weber es una sociología comprensiva de carácter hermenéutica de connotaciones idealistas. Para teóricos contemporáneos de la política, como Norberto Bobbio, es el último Clásico de la filosofía política.
En los textos Economía y Sociedad y La Formación del Espíritu del Capitalismo y la Ética Protestante, dio una idea comprensiva sobre el desarrollo del mundo capitalista, estableció variables explicativas de la aparición, desarrollo y consolidación de este sistema económico y socio-político.
Otro trabajo de singular importancia para el desarrollo de las ciencias sociales en occidente, es la historia de las religiones -La religión china: Confusionismo y Taoísmo, la religión en India: la sociología del Hinduismo y del Budismo, Judaísmo antiguo-, en el cual muestra el ascendiente social, político y cultural de las religiones en el plano individual y en la formación de la conciencia colectiva de diferentes culturas tanto en occidente como en oriente.
Más que una biografía detallada de la obra de este pensador de la política quisiera en estas líneas abordar aspectos relacionados con el ámbito de lo político, a la luz de las reflexiones Weberianas consignadas en trabajos como El Político y el Científico, La Política como Profesión y La Burocracia e intentar abordar unas reflexiones sobre lo político-estadual en el contexto colombiano.
Para Weber el pensador del realismo político, la política es “aspiración a la participación en el poder, o la influencia en la distribución del poder”, los fines del poder son o altruistas o egoístas, dicha aspiración se da al interior de los Estados o de los grupos humanos, pero la política siempre está movida por intereses.
La reflexión central de lo político en Weber refiere al Estado moderno, como relación de dominación, así lo expresa en El Político y el Científico, donde califica al Estado moderno como “asociación de dominio de tipo institucional, que en el interior de un territorio ha tratado con éxito de monopolizar la coacción física legítima como instrumento de dominio”.
El pensamiento político Weberiano da cuenta de la política como servicio y en eso reconoce la tradición aristotélica, pero hace énfasis en la política como participación en el poder y como influencia, en este enfoque, nos remite a Maquiavelo, la política no sólo incorpora elementos de reflexión – ideas, pensamientos e ideologías políticas-, la política implica las múltiples y variadas pasiones humanas, incluyendo el uso de fuerza, cuya expresión más racional y legal, la ejerce el Estado de forma legítima.
Muchos de los conceptos que la moderna Ciencia Política ha incluido en sus distintas discursividades interpretativas de hechos y procesos políticos, hacen referencia a la obra de este pensador, la ética como responsabilidad social y la diferencia entre ética y política, el Estado moderno como el monopolizador legitimo de la fuerza, la burocracia como sistema de racionalización, pero igual, sistema de encuadramiento y dominación al punto que la denominó la moderna jaula de hierro.
Weber asimila el eEstado desde lo institucional, el cual define un orden racional, que tiene efectos coactivos respecto al individuo y la comunidad, parte de esa racionalidad institucional, se basa en la diferencia entre la teoría general de lo jurídico y la teoría general de lo social.
La fuerza coercitiva del estado nace de su propio poder, de allí su capacidad para monopolizar legalmente la fuerza.
Los tipos ideales Weberianos en la política como acción de dominación-tradicional, carismática y racional- se presentan de forma mezclada y compleja en la realidad, pese al esfuerzo de conceptualización y abstracción en los constructores teóricos de Weber.
Weber le apuesta a un tipo de democracia de corte plebiscitaria que refuerce el papel del líder carismático, no obstante, no desconoce que la racionalidad –tecno –legal y burocrática es la tendencia político estatal que predomina en el desarrollo de las sociedades modernas.
Weber es partidario de una democracia plebiscitaria con líder carismático, pero con contrapoderes como el peso que ejerce una burocracia racional y eficiente y un parlamento que sea capaz de controlar el desmedido poder de la burocracia.
El concepto de legitimación en Weber pasa por la asimilación que el individuo hace del poder del líder o del poder institucionalizado, como máxima de actitud propia que se internaliza, pasando del poder de hecho al poder del derecho, ese orden jurídico externo internalizado hace que los sujetos constitutivos del estado-nación acaten voluntariamente ese orden como máxima de obediencia y legitimación del poder, ello opera en cualquiera de los tipos ideales de la cosmogonía Weberiana -tradicional, carismática o racional legal-.
Los poderes institucionalizados, el superior-orden constitucional -, o el inferior- la burocracia- no pueden ser reemplazados de forma indefinida por el uso de la violencia institucional, por ello es necesario, la existencia de un estado que encuentre en el derecho su fundamento de actuación.
Weber reclama un derecho formalizado que se ejerza bajo los presupuestos de abstracción y generalización, con unas reglas de tipo liberal propias del Estado de derecho de las sociedades burguesas.
El tipo ideal de Estado burgués en Weber, pasa por el garantismo de derechos y responsabilidades respecto al ejercicio de funciones ciudadanas, es en el Estado de derecho en donde se realizan las libertades individuales de cada ciudadano, esto asemeja a Weber al pensamiento clásico liberal del siglo XIX, ello impide las tentaciones de la arbitrariedad tan propias cuando se concentra el poder político.
No obstante, el pensamiento de corte liberal de Weber, es de anotar que el líder carismático como fuente legitimadora de poder y el tipo de democracias publicitaria por la que abogaba en la Alemania de su tiempo, dio lugar al despotismo autoritario de caudillismos arbitrarios, que hicieron caso omiso a los poderes y contrapoderes de control y regulación en la concentración del poder del líder carismático.