Por Edgar Ramirez Monsalve
Profesor titular Universidad nacional de Colombia sede Medellín
Doctor en Educación y Sociedad, Universidad de Sevilla, España
Miembro de GECIPAP
Profesor titular Universidad nacional de Colombia sede Medellín
Doctor en Educación y Sociedad, Universidad de Sevilla, España
Miembro de GECIPAP
Resumen[1]
Las condiciones de crisis que se presentan en la actual coyuntura histórica, respecto al quiebre del modelo económico-estatal de neoliberalismo, que desarrolló el capitalismo salvaje, muestran que es una crisis que impacta negativamente aspectos nodales del Estado moderno en la era de la globalización.
Las élites de poder en América Latina le apostaron a vincularse a las coordenadas de la globalización dependiente y subordinada y capitalizaron la economía vía al mercado externo a través de las multinacionales, erosionando con ello, fortalezas del mercado interno, que se habían formado en la fase del capitalismo inducido o con apoyo de sectores económicos internos, de otro lado, el Estado le apostó a directrices de orden internacional articuladas a la multilateralidad de los organismos hegemónicos de la banca y la financiación internacional, que signaron y definieron políticas internas de gestión, administración y gobernabilidad.
Las variables e indicadores de bienestar, sostenibilidad, desarrollo y democracia social en la región, sufrieron un deterioro profundo, producto de la búsqueda de las élites gubernamentales de una modernización tecno-instrumental sin modernidad política democrática, que posibilitara desarrollo con equidad y ampliación del espectro democrático con ciudadanías activas.
Palabras claves: Estado, neoliberalismo, crisis, democracia, desarrollo, globalización, ciudadanías.
¿DE RETORNO AL ESTADO EN LA CRÍSIS DEL CAPITALISMO GLOBAL?[2]
Después de la embriaguez neoliberal, que copó a las inteligencias, políticos y gobiernos apologéticos del modelo mercado–céntrico, asistimos a la resaca, de quienes defendieron a ultranzas la mano invisible del mercado, como regulador de la economía, las relaciones socio-políticas y la actividad estatal.
Vivir para ver, el gobierno más neoliberal, el de George W Bush, clamando al parlamento de los EEUU para que, interviniera en la crisis de la burbuja especulativa financiera, que generó la quiebra hipotecaria de mayor magnitud en la historia moderna de los EEUU y arrastró consigo, bancos, corporaciones financieras, títulos y papeles de dudosa sostenibilidad y respaldo financiero.
El gobierno de Barak Obama financiando las multinacionales del sector automotriz, iconos del capitalismo mundial, o interviniendo activos tóxicos del sistema financiero americano con los impuestos de los americanos, quienes a su vez, ven con preocupación como crece la tasa de desempleo y se incrementa el número de pobres ante la profundidad y la dimensión de la crisis.
Los gobiernos europeos, encabezados por uno de los gobiernos más neoliberales de Europa -el gobierno francés-, comienzan a diseñar un plan europeo (¿un nuevo plan Marshall?) para paliar la crisis que impacta a las bolsas y la economía de sus países.
Los anti-estatistas neoliberales, en la era del capitalismo globalizado, presencian hoy día, una crisis de la economía mundial de tal magnitud, que el Nóbel de economía José Spiglez, la caracterizó para el sistema capitalista, como una crisis análoga a la que vivió el socialismo con la caída del muro de Berlín.
Serán los economistas, los que califiquen las características de la crisis y le den desde su disciplina el nombre respectivo a ésta, igual los historiadores económicos, realizaran las comparaciones y diferencias de los tipos de crisis que ha vivido el sistema capitalista, incluyendo la actual.
Lo singular de esta crisis, es que aparece, cuando las alternativas al capitalismo salvaje, habían estado en retiro o francamente desdibujadas. El socialismo derrotado, el Estado de bienestar borrado y otras alternativas democráticas o Estado-céntricas ausentes.
Las declaraciones y pronunciamientos de los gobiernos en el plano mundial (gobierno de los EEUU, el G-8), apuntan a la aparición de un intervencionismo de Estado, que por lo reciente no se configura como un nuevo modelo de intervención estatal análogo al Estado de Bienestar; la intervención se remite de forma exclusiva a lo económico y por ende, las nuevas recomposiciones en esta intervención están en ciernes.
Toca preguntarse, ¿si los cambios operados en la economía afectarán y de qué manera el funcionamiento de lo institucional en los contextos globales, nacionales y locales? ¿Qué pasará con los distintos bloques de la era pos- guerra fría? ¿Cómo se replantearán los distintos pactos político-económicos, que surgieron en la era del libre comercio?
Si el libre comercio, pregonado por los tratados de libre comercio, rompió las barreras de las fronteras nacionales y las soberanías estatales, al punto de colocar en vilo a los Estados-nacionales, ¿qué pasará con las áreas del “libre comercio” y con el papel que cumplía el capital financiero especulativo?
El presidente Lula de Brasil, acaba de manifestar que se “termino la dictadura del fondo monetario Internacional”, se podría agregar la “dictadura” de la institucionalidad generada por el modelo neoliberal y la “dictadura” de la asimetría del “libre comercio“, donde el proteccionismo estratégico sólo operaba para los países del centro y sus instituciones, en detrimento de los países y la institucionalidad de la periferia.
Después de toda crisis el sistema sufre cambios profundos, que aún no avizoramos, pero como lo ha registrado la historia, recaerá negativamente sobre el eslabón más débil, que para el caso, son las denominadas economías, y Estados nacionales de la periferia del capital.
Las elites latinoamericanas, tan solícitas a las recetas del centro capitalista, les tocara reformular el modelo económico, que desarrollaron intensivamente durante éstas dos últimas décadas. Con el agravante que el modelo incrementó el déficit social y político que ya era dramático en la región.
En lo social, aumentos marcados de pobreza, marginalidad e inequidad, aumentaron la brecha entre riqueza y pobreza absoluta, el modelo favoreció a pequeñas elites, que usufructuaron con creses el “reparto burocrático-económico del Estado”
En lo político, la gobernabilidad en la región quedó cuestionada por los desajustes institucionales y por las permanentes situaciones de ilegalidad e ilegitimidad, que acompañaron a los gobiernos en las distintas ejecuciones de políticas públicas, en particular, por el papel protagónico de los intereses corporativos de las multis y trasnacionales y los grupos económicos de poder monopólico.
Las corporaciones, los organismos multilaterales, la banca privada y grupos financieros, marcaron los direccionamientos y las pautas de política económica, tributaria, laboral y social en los Estados latinoamericanos, al punto que el denominado monitoreo de estas entidades, se convirtió en el recetario de obligado cumplimiento para la mayoría de los Estados de la región.
Es de anotar, que en los últimos diez años, algunos gobiernos -Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina, Venezuela- rompieron parcialmente en la región con el modelo y le apostaron a fórmulas de mayor intervencionismo social, realizando cambios en la economía y la institucionalidad.
En estos cambios, lo destacable –independiente de la situación que viva cada Estado-nacional-, es la apertura a nuevas alternativas, respecto al modelo neoliberal, y la estructuración a formas de participación del Estado, en la defensa de la social y el intento de la búsqueda de ciudadanías activas, en la perspectiva de la modernidad incluyente.
AMÉRICA LATINA Y LOS IMPACTOS NEOLIBERALES
Un bosquejo de lo ocurrido, muestra como se adoptó e implementó el modelo y las consecuencias que éste trajo consigo, para el desarrollo socio-económico y político de América Latina.