domingo, 7 de abril de 2013
Diásporas migratorias, criminalización y participación política no tradicional: latinos y musulmanes en los Estados Unidos.
Diásporas migratorias, criminalización y participación política no tradicional: latinos y musulmanes en los Estados Unidos.
Elizabeth Echavarría
eechavarriat@unal.edu.co
Universidad Nacional de Colombia – Sede Medellín
Ponencia presentada en el marco del II Encuentro Interuniversitario de Ciencia Política, realizado entre el 26 y el 28 de febrero de 2013 en la ciudad de Medellín, Colombia.
Área temática: Ciudadanía, acción colectiva y representación política.
Abstract: El presente escrito se propone abordar desde un enfoque descriptivo los procesos de participación política en los que se han visto envueltas dos diásporas migratorias en el contexto de los Estados Unidos de América. Musulmanes y latinos serán los casos traídos a cuenta debido a su similar situación de criminalización, esto con el objeto de comparar sus respectivas respuestas a los atropellos que les supone esa realidad y extraer posibles conclusiones acerca de la relevancia que puede cobrar en ese tipo de colectividades la participación política, particularmente la que se da por fuera de dinámicas tradicionales o partidistas.
Introducción.
A nivel planetario dinámicas sociales de toda índole -económicas, culturales, poblacionales, políticas, etc.- se han visto radicalmente transformadas en las últimas décadas, esto en consonancia y como respuesta al acelerado proceso globalizador al que asistimos que va de la mano de una paralela expansión del modelo capitalista, ambos fenómenos han impulsado una cada vez mayor flexibilización y mundialización del intercambio comercial, no solo de materias primas y productos manufacturados, sino también de otra infinidad de servicios y bienes de consumo, como también de mano de obra; se han generalizado asimismo, en respuesta a esas mismas dinámicas, los desplazamientos demográficos masivos, aunque este tipo de “intercambio” permanece, en comparación, aun altamente restringido. Todas estas transformaciones han llegado con múltiples retos para los actuales sistemas políticos, estos deben afrontar al tiempo una disminución en el alcance de sus reivindicaciones soberanas y el desafío de enfrentarse en esos términos a un
2
mercado mundial altamente competitivo. Encarar el fenómeno migratorio en todos sus niveles es parte de ese desafío, y comprenderlo en su total complejidad es menester para salir avante combinando a un tiempo enfoques de derechos humanos, inclusión, democracia y desarrollo.
De acuerdo al informe del año 2011 de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) actualmente se cuentan en el mundo unos 214 millones de migrantes internacionales (el 3,1% de la población global), la cifra no es despreciable si se considera que la misma se ha duplicado en menos de medio siglo, transformando en ese proceso el rostro de nuestra civilización.
Los Estados Unidos de América, paradigma de la cultura occidental y centro de gravedad del sistema capitalista, es el país a nivel mundial con el mayor número de inmigrantes residiendo en su territorio, cifras del 2010 de la OIM indican que alrededor de 43 millones de personas, esto es, un 13,5% del total de la población de ese país, son inmigrantes extranjeros. Es por esa razón que el presente escrito tiene como contexto esta nación norteamericana, en el mismo se propone un estudio más bien descriptivo de la situación actual de dos comunidades de migrantes o diásporas1, ambas golpeadas en similar medida por situaciones de discriminación y criminalización en ese país. Musulmanes y latinos son los dos grupos poblacionales que nos ocuparán a lo largo de este artículo, en el cuál nos enfocaremos en el recuento de cómo ambas colectividades han afrontado esos avances discriminatorios en su contra, específicamente en el plano de la participación política no electoral, esto dado que la literatura en torno a la participación electoral de los migrantes es bastante extensa, mientras que el estudio de la participación no tradicional -esto es, aquella que se adelanta por fuera de los canales institucionales-, en el caso particular de las comunidades de migrantes, está siendo apenas recientemente abordada de manera sistemática por la academia, y a nuestro modo de ver cobra cada vez mayor importancia.
La migración en términos generales es una preocupación de primer orden tanto para los países que se han consolidado como grandes expulsores de población como para aquellos que reciben la mayor proporción de estas personas en sus territorios;
Debemos hacer la salvedad en este punto de que usamos el concepto diáspora de un modo muy laxo, considerándola simplemente un grupo de personas que se encuentra fuera de su lugar de origen y que de algún modo ha construido una identidad colectiva fluida que supera las fronteras geográficas.
3
por su parte las opiniones de los ciudadanos de estas últimas naciones en torno al fenómeno migratorio están fuertemente polarizadas, por ejemplo, de acuerdo a datos de Kohut, Keeter & Smith (2011: 63) en los Estados Unidos un 45% de la población considera que los migrantes son una fuerza productiva que fortalece al país, mientras que otro 44% los ve negativamente y los considera una carga para el estado. Son diversas las razones que pueden explicar la xenofobia en estas naciones desarrolladas, teniendo mayor relevancia las de índole económica, pero lo que está fuera de duda es que los inmigrantes tienen que enfrentar constantemente, aunque en distintas medidas, expresiones de rechazo y discriminación; es por ello que se torna relevante el conocer por medio de qué vías, tradicionales y alternativas, y con qué grado de éxito estas comunidades encaran dichas situaciones, lo anterior con el objeto último de avanzar hacia una efectiva inclusión de estos grupos poblacionales en expansión a los distintos sistemas democráticos que enfrentan el reto de acogerlos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)