Colciencias, la Asociacion Colombiana de Ciencia Politica y la Universidad Eafit de Medellin, han publicado el libro : " La Ciencia Politica en Colombia : ¿ una disciplina en institucionalizacion ? ", cuyo editor es Santiago Leyva Botero.
Para ir al libro, ud puede ingresar al Link :
es.scribd.com/doc/174510697/ciencia-politica-en-colombia-santiago-leyva-botero
viernes, 22 de noviembre de 2013
sábado, 2 de noviembre de 2013
DEBATE. La investigacion universitaria en Colombia
DEBATE. La investigacion universitaria en Colombia
¿Ciencias inútiles?
Por: JORGE ORLANDO MELO
13
de Marzo del 2013
Como el desarrollo
científico ha sido en otras partes causa del crecimiento, el país ha estimulado
la investigación científica en las universidades, pero es una ciencia que tiene
poco que ver con la realidad del país.
Jorge Orlando Melo
El
desarrollo económico del mundo, desde el siglo XVIII, se debe en gran parte al
avance de la ciencia y la tecnología. En los países que vivieron la Revolución
Industrial, la relación entre investigación científica y técnica fue muy
estrecha, aunque cambió poco a poco. Las innovaciones prácticas las hacían los
artesanos hábiles, pero en el último siglo la ciencia ha sido el motor
fundamental: los grandes descubrimientos de la física o la química son los que
transforman todos los días la producción.
Colombia
tuvo, hasta mediados del siglo XX, la obsesión de los "conocimientos útiles",
que resultaron, más que de los sabios, de artesanos imaginativos. No eran
muchos, pero inventaron o adaptaron pequeñas máquinas, usadas en las industrias
locales. La lista de patentes que publicó el sociólogo Alberto Mayor es una
divertida mezcla de invenciones fantasiosas y prácticos inventos. Algunos
aficionados eran muy creativos, aunque la debilidad de la economía local limitó
su impacto. Gonzalo Mejía inventó, hacia 1913, un hidroplano mejor que lo que
había en el mundo en ese momento: en 1916 este bote de motor de avión avanzaba
a más de 50 km por hora por el río Magdalena. Carlos de la Cuesta patentó en
1894 en Medellín "un tranvía de cables para transporte aéreo", es
decir, el metrocable: ¡un hombre innovador para una ciudad innovadora! Fueron años
de fervor industrial y técnico, de muchos inventos y aplicaciones reales.
En
los años recientes, el avance del país se ha apoyado en lo que descubren otros:
las drogas, los abonos, las máquinas, los teléfonos y tabletas con los que
hablamos han sido inventados fuera. Nos aprovechamos, como buenos parásitos, de
la ciencia y la técnica universal, sin tener que gastar en desarrollarla, pero
al mismo tiempo sin adaptarla para lograr resultados óptimos.
Como
el desarrollo científico ha sido en otras partes causa del crecimiento, el país
ha estimulado la investigación científica en las universidades, pero es una
ciencia que tiene poco que ver con la realidad del país. Suponemos que sirve
para el desarrollo, pero no lo sabemos.
Ahora,
por principio, las universidades han puesto la investigación científica como
parte de su "misión" y su "visión", y han definido medidas
para calificar sus aportes. Estas mediciones, como la ciencia que practicamos,
tiene que ver poco con los problemas del país (con excepción de áreas como la
economía o las ciencias sociales, que aplican modelos externos a situaciones
locales, o la zoología y la botánica, que describen nuestra naturaleza),
cuentan ante todo gestos y movimientos: es un registro notarial de artículos,
patentes o grupos de investigadores, pero sin que se sepa si lo que se publica
o investiga sirve para algo, si hemos aportado nuevos conocimientos a la
ciencia, si algo patentado funcionó.
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