ÉTICA.
LOS LÍMITES DEL LENGUAJE.
Por : Juan Guillermo Hoyos Melguizo
Por : Juan Guillermo Hoyos Melguizo
“LA
ÉTICA TIENE QUE SER UNA CONDICIÓN DEL MUNDO “
“EL
ÚNICO PORTADOR DE LA ÉTICA ES EL SUJETO. “
L.
Wittgenstein
Hace exactamente 80 años, en 1929, el profesor Wittgenstein fue invitado a
dictar una conferencia a un grupo destacado de académicos interesados en
esclarecer problemas que en esa época eran de especial importancia. El grupo
era conocido con el nombre THE HERETICS y estaba integrado por científicos y
analistas de la ciencia. Cuando comenzó la conferencia les dijo
espontáneamente: “Ustedes me han invitado a hablar sobre un tema que les
interesa y es de primer orden en los debates actuales, pero a mi no me parece
tan importante como a ustedes, es acerca de la CIENCIA. Hablar sobre los
problemas de la Ciencia es relativamente fácil… y hasta secundario… Los
problemas de la ciencia no me apasionan… Pero acepté la invitación pero les voy
a hablar de algo que si me interesa y de manera especial,… tal vez lo único que
me interesa realmente: es LA ÉTICA.” Introducción Conferencia de ética….
Hoy en 2009, 80 años después, fui invitado por ustedes y probablemente
también les interesen de manera especial algunos temas, pero hay una diferencia
grande con lo sucedido en aquel año 29…. no tengo ni la misma fuerza ni la misma
autoridad personal, ni la misma claridad para responderles como respondiera
Wittgenstein, sino que entendí que en este ciclo está previsto acercarse al
UNIVERSO DE LA ÉTICA, y yo acepté a pesar de que no estaba ni en su agenda ni
en mi agenda esta intervención. Seguramente el nivel de este grupo tenga en
algunos casos personas que como THE HERETICS solo tengan expectativas de
tratamientos científicos, aún para el caso de la Ética. En este auditorio los
Herejes de aquella época puede ser hoy Ateos, Agnósticos, (aunque a pesar de
que no recuerdo bien la explicación completa de que no tiene sentido la
posición Agnóstica según E. Tugendhat) , ni creo que pueda mantenerse hoy la
denominación de Herejes, así sean personajes ilustres de cualquier disciplina, o
también puede que haya o no entre ustedes Creyentes de las más distintas
tendencias religiosas, que podrán estar en acuerdo o desacuerdo con lo que voy
a presentar, pero en todo caso asumo como única actitud la sugerida en un
apartado de su propia CONFERENCIA DE ÉTICA: “LA ÉTICA ESA DIMENSIÓN HUMANA QUE
POR NADA DEL MUNDO RIDICULIZARÍA.” Wittgenstein.
Acepté demasiado rápido la invitación a esta conversación, entre otras
razones, especialmente por dos: LA PRIMERA porque este tema siempre me ha
interesado, y tengo algunas notas (algunas de ellas publicadas, revisadas,
corregidas, incompletas y hasta débiles argumentativamente…). Hoy probablemente
en algunos apartados de este texto me estoy autoplagiando, o mejor repitiendo, pues
he presentado algo parcialmente en otros escenarios donde me han invitado... y LA
SEGUNDA porque siempre que se refieren a Wittgenstein siento una admiración
profunda por sus escritos y aunque no tenga tiempo para prepararme, acepto
atrevidamente pero con entusiasmo, conversar sobre sus aforismos. Recuerdo a la
profesora Anscombe cuando me dijo personalmente: “si en su vida solo tiene
tiempo para leer de manera completa 5 filósofos, dele un puesto a Wittgenstein”,
y sobre todo con el fin de hacer su propio trabajo filosófico… “Solo lo entenderá
si usted se está planteando los mismos problemas…” así le decía también
Wittgenstein y así lo creo, posiblemente de manera excesivamente presuntuosa… y
yo les agrego a ustedes: si en su vida solo tiene oportunidad de leer 5 autores
que se ocupen de la Ética, denle un lugar a Wittgenstein.
Voy a intentar
desarrollar parcialmente algunos de los tópicos que enmarcarían la afirmación
de por qué Wittgenstein considera que en el caso del UNIVERSO ÉTICO, es
necesario hacer algunas distinciones que caracterizan dicho universo, para
entender mejor y a su vez tratar de explicar el contenido del tema de esta
conversación: LA ÉTICA. LOS LÍMITES DEL
LENGUAJE.
Creo que es
necesario adoptar en el seguimiento de sus anotaciones, la recomendación que él
mismo propone: “En filosofía hay que LEER DESPACIO, LENTAMENTE….lo que
significa para mí, hay que “PENSAR PAUSADAMENTE…..”re-pensar” “PENSAR
DESPACIO…. en palabras bien elementales. En filosofía gana la carrera el que
llega de último…” Date tiempo” es un excelente consejo de Wittgenstein y que
quisiera que lo asumiéramos en el caso de le Ética… Aquí no vamos a encontrar
UNA TEORÍA ACERCA DE LA ÉTICA, ni una concepción articulada y sistémica de la
Ética, o un TRATADO DE ÉTICA, sino más bien, AFORISMOS, ANOTACIONES, que nos
ilustran el ALCANCE DEL UNIVERSO ÉTICO, QUE DEFINITIVAMENTE NO SE AGOTA EN EL
UNIVERSO PROPOSICIONAL, ES DECIR EN EL LENGUAJE. Wittgenstein diría que “si
solo pudiese explicar lo ÉTICO mediante una teoría, entonces lo ético carecería
por completo de valor. Lo ético es “LO INEXPRESABLE…”
La mayor
dificultad para comprender a W. es una dificultad ÉTICA, escribe O. Mc, Drury,
cuando lo oyera personalmente, y cuando se refiere a su vida…
Para comenzar acepto que es un polémico punto de vista, y alguna relativa
familiaridad con ciertos aspectos de su propuesta filosófica en particular, no
me autoriza para hablar con propiedad sobre todos y cada uno de los tópicos que
componen en forma global el pensamiento de este autor acerca de la ética. Es
importante cuidarse –y más especialmente en el caso de la filosofía- de una
interpretación que quiera dar cuenta de los más variados asuntos sin tener un
esmerado cuidado en su tratamiento específico. Tal es el caso del profesor
Wittgenstein y muy particularmente si tenemos en frente una tarea tan compleja
cual es, la de abordar y pretender clarificar su punto de vista ético.
Nuestro MÉTODO consistirá en seguir lo más
cercanamente posible sus observaciones más puntuales, procurando que sean sus
propias consideraciones las que hagan claridad sobre este campo.
Quiero comenzar con una BREVE INTRODUCCIÓN de
orden histórico:
En el variado marco de las discusiones
contemporáneas acerca de la Ética aparecen las que pertenecen a la denominada
Filosofía Analítica para quienes el problema de la ética importaba desde una
óptica muy singular, como parte de su conjunto filosófico. En los orígenes de
este movimiento, se pretendía desarrollar lo que podemos denominar la teoría de la unidad de la ciencia, -teoría
unitaria de la ciencia- que en un cierto sentido era parte central del
programa del Círculo de Viena. Bajo dicha pretensión se quería cuestionar la
separación entre las distintas ramas de las ciencias. En el marco de una cierta
clasificación de las ciencias, podemos decir, que no deben separarse tan
tajantemente las Ciencias Naturales de las Ciencias Sociales. En las Ciencias
Sociales se intentaban formular hipótesis que pudieran igualmente ser sometidas
a prueba mediante la observación. Así, por ejemplo, Moritz Schlick -considerado
una figura central en el Círculo de Viena- incluye a la Ética entre las ciencias sociales y en principio consideraba que
los resultados de la Ética, no
podían depender exclusivamente de una facultad especial de intuición moral,
según una tesis difundida en la época. Para Schlick los problemas de la ética
son problemas de hecho, en los que se debe responder por qué la gente sostiene
los principios que sostiene, qué es lo que desea y cómo puede satisfacer tales
deseos. En tal orden de ideas, propone Schlick que de poderse incluir -bajo el
supuesto de una concepción unitaria de la ciencia- los enunciados de la ética
en el marco de los enunciados científicos, debería proseguirse un camino que él
estaba en condiciones de mostrar; parece que no todos los del grupo de trabajo
del Círculo estaban en condiciones de aceptar dicha propuesta.
Aparecen algunas tesis unas a favor de la
propuesta que acabamos de enunciar, tal es el caso de G. E. Moore y A. Ayer,
pero con otras connotaciones como las de G.E.MOORE
para quien el debate central es el binomio Ciencia
– Ética. La Ética debe ser concebida como una ciencia. Y hay que afirmar el
BIEN INTRÍNSECO…como un BIEN ABSOLUTO. Principia Ethica es su obra principal….
Alfred Ayer pretendió
una sana reflexión sobre la lógica de
los juicios morales y su manera de operar en relación con los demás juicios
de la ciencia.
Aparecen por otro lado, los trabajos de C. L. Stevenson para quien el universo
proposicional de la Ética es Emotivista. Las proposiciones éticas son emotivas.
Entre tantas discusiones que se cruzan en este grupo de trabajo, era de todas
maneras muy importante, descifrar la naturaleza
de los enunciados éticos, qué nivel de descripciones contienen, qué
describen y qué refieren en definitiva. En Ciencia y Lenguaje, una de sus obras
principales, hace un trabajo acerca de su propuesta y lo intenta sustentar con
razones tentadores de aceptar
S. Toulmin enfrenta el problema de la “pluralidad de
razones” en el caso de los juicios morales.” En su obra “El puesto de la Razón
en la Ética”, de manera singular propone un tratamiento múltiple del concepto
de Razón, para hablar de razones plurales en el caso de los juicios morales.
En este contexto anterior, aparece la propuesta de
un autor como Ludwig Wittgenstein con observaciones, distinciones y
puntualizaciones que vale la pena tener en cuenta, con puntos de vista que
comportan una concepción bastante peculiar, BIEN DIFERENTE a los tratamientos
comunes de su época y en ocasiones de difícil comprensión, como la mayoría de
sus consideraciones filosóficas, cuyos alcances explícitos e inmediatos son
aparentemente de poca plausibilidad práctica; pero allí radica su importancia;
esto es medio paradójico ya que pareciera que en este campo de la ética, de lo
que se trata es de muestras reales de guías de acción comportamental, de
muestras de guías prácticas de acción humana; hay una necesidad inaplazable de
hacer claridad en torno a la conducta humana en cuanto conducta ética. Espero
que al final del texto estemos en condiciones de calificar o descalificar la
importancia o el poco alcance de este punto de vista ético, a pesar de que no
vamos a encontrar respuestas formales para una teoría ética Y POR LO TANTO NO
ESPEREMOS UN TRATADO CLARO DE ÉTICA o de moral comportamental.
¿Por qué considero importante presentar el punto
de vista ético de Ludwig v. J. Wittgenstein? ¿Qué puede aportar en el debate
contemporáneo su punto de vista?
Para concluir esta introducción, y más bien como una anotación
marginal pero polémica y sin
detenernos en los complejos alcances del binomio Filosofía – Biología hoy es
claro que el debate de la ÉTICA tiene desafíos importantes y probablemente
inesperados, dadas las condiciones actuales de los avances de la ciencia en el
proyecto Genoma Humano. La manipulación genética y el proyecto proteoma humano
exigirá un nuevos campo de preguntas y respuestas.
EL PROBLEMA DE LOS FUNDAMENTOS DEL UNIVERSO ÉTICO.
UN DEBATE PERMANENTE E INCONCLUSO.
Tal vez sea el problema de los Fundamentos del UNIVERSO ÉTICO el
tópico en torno al cual se está escribiendo y discutiendo hoy más
abundantemente; debemos reconocer que siempre a lo largo de la filosofía ese ha
sido uno de los ejes temáticos centrales de los debates en torno a la Ética.
Según una difundida corriente es importante definir un campo de principios
universales con dicho carácter -de universalidad- que cobijaría la totalidad de
los seres humanos, de cualquier época y en cualquier situación; denominémoslos
para simplificar: universalistas
-Fundamentalistas según otros- o Debemos
advertir que no podemos agrupar bajo esta denominación buena cantidad de
autores que si bien están del lado de esta concepción afín, hay un sinnúmero de
matices que se exigiría precisar para no generalizar con el riesgo de ser
imprecisos. Digamos a manera de ejemplo, que en los más recientes autores que
defienden el principio de universalidad, para la ética se elabora paralelamente
la noción DEL MUNDO DE LA VIDA que matiza el rasgo universalista -pero que de
todas maneras continúa manteniendo dicho carácter. Con tal propósito se acude a
formulaciones del orden de los hechos lingüísticos que en forma bastante
sugerente se concretan en las recientes nociones de RAZÓN Y ACCIÓN
COMUNICATIVAS. Me son parcialmente familiares las interesantes propuestas que
nacen de su tratamiento, pero no me atrevo a dar cuenta total de ellas en esta
parte del texto porque no es mi objetivo.
Hay otra corriente bastante difundida que propende
más bien por una explicación de los principios éticos en el marco de unos
contextos particulares, específicos y que usualmente son denominados: contextualistas -relativistas según
algunos-. Los contextualistas han estado en condiciones de mostrar la
importancia de las formas de vida particulares y que han de ser leídas
éticamente en su propia singularidad. De todas maneras, para éstos, importan
más los hechos particulares y de ellos debe dar cuenta la ética. Digamos
también aquí, que no podemos agrupar bajo el mismo rango los diferentes matices
que bajo esta denominación de contextualistas
parecen multiplicarse hoy, aún con más contundencia que los defensores del
que hemos denominado Fundamentalismo.
Pues bien, en esta dirección se ha dado la impresión de que Wittgenstein está
más del lado de los contextualistas
y por ello es frecuente que en algunos trabajos recientes lo sitúen muy cercano
a R. Rorty -a quien ciertamente sí lo podemos alinderar bajo aquella
denominación- Yo Personalmente, preferiría no resolver el asunto tan
rápidamente de esta manera, sin antes hacer algunas precisiones. Y si
ciertamente el autor en general en su punto de vista filosófico está contra las
formas abusivas de todo absolutismo,
no podríamos tan esquemáticamente resolver el asunto ético de Wittgenstein del
lado de un relativismo ético, o de un contextualismo de corte particularista
sin más. En este mismo sentido podemos considerar limitadas y hasta injustas
algunas consideraciones de los defensores del principio de universalidad con
respecto al propio Wittgenstein a quien en repetidas ocasiones le malinterpretan
su compleja noción de juegos de lenguaje. Quiero situar mi aporte en el medio
de este debate para ilustrar algunos elementos que sacarían de un cierto punto
muerto la discusión brevemente esbozada, es decir en la cual se quiere abordar
el problema de la ética desde la pregunta por los Fundamentos. Dicha pregunta sugerimos que desaparezca al menos como
pregunta central, sobre todo porque en algunos aforismos Wittgensteinianos
encontramos que por el camino de la pregunta por los Fundamentos (vale la pena recordar los agudos aforismos del texto
SOBRE LA CERTEZA) tenemos bastantes confusiones conceptuales y creo que
esto sea aplicable, especialmente, al campo de la Ética. Seguramente surgen
otras preguntas y tal vez de niveles más complejos pero que abren otras perspectivas
en el debate contemporáneo del asunto ético y que considero útil incorporar a
la discusión: en buena medida aquí situaría la originalidad de Wittgenstein y
la posible utilidad del presente texto.
En el año 85, en una Revista español de filosofía,
hace exactamente 25 años, presenté un texto que titulé: Ética: acerca de la fenomenología de la regla para un análisis del
problema de los fundamentos. Allí me referí a un asunto que, podríamos
decir, se derivaba de una lectura y una interpretación sobre el campo de las
reglas a partir de los escritos de Wittgenstein sobre la matemática, con el fin
de avanzar tentativamente alguna propuesta sobre lo que denominé en aquella
ocasión, una epistemología de la acción,
que en definitiva tiene como presupuesto una teoría dinámica de la acción. Para
la comprensión del significado de una acción anterior y que incluye a su vez a
la acción propiamente ética, se debe tener en cuenta la fenomenología de la
regla en cuyo entrecruzamiento emerge el significado. Advertía en ese entonces,
que las tesis que allí se adelantaban no tenían absolutamente nada que ver con
las tesis centrales del autor, ya que no daban cuenta en ninguno de sus
apartes, de sus textos directos y que esperaba no estar haciendo
extrapolaciones abusivas. Los resultados y alcances de dicho texto nunca me han
sido satisfactorios. Tal vez en ese artículo y en ese tiempo di la impresión de
un especial relativismo o contextualismo ético que acabo de enunciar y que
ahora me propongo revisar. Me prometí ocuparme en algún momento de los textos
fuentes sobre ética y en parte es a lo que quiero responder ahora. Esperamos
que el resultado sea en esta ocasión un poco más grato, y sobre todo, repito
que al final no concluyamos superficialmente que el punto de vista ético del
profesor Wittgenstein es sin más el punto de vista de un relativista, o de un
contextualista. Preferiría adelantarme a decir que es el punto de vista de un contemplador, de un místico, es la actitud de un hombre perplejo y asombrado; esta
actitud, en palabras de un filósofo español contemporáneo -Javier Muguerza- es
la más sabia y conveniente para el trabajo filosófico.
Una anotación necesaria
Con el fin de concluir esta primera parte de la
conversación -un tanto extensa pero que la he considerado necesaria-, digamos
una palabra mas acerca del nivel en el cual las observaciones de L.
Wittgenstein tienen lugar, ya que el problema ético tiene diferentes ángulos
desde los cuales puede ser estudiado y hay que saber cuáles puntos son los que
le interesa aclarar para saber a la vez, el alcance de sus incursiones.
En la denominada Filosofía Analítica el giro
lingüístico afectó la totalidad de los campos sobre los cuales la filosofía
había intentado decir alguna palabra. Uno de los tópicos sobre los cuales incide
de una manera interesante dicho giro lingüístico es en el de la ética. Y
especialmente en lo que se refiere a la naturaleza,
posibilidad y alcance de las proposiciones éticas.
Para aclarar este punto es necesario recordar que
todas las reflexiones Wittgensteinianas tienen en buena medida como punto de
referencia una preocupación central por el
lenguaje. Hemos de prestarle atención al problema del lenguaje porque en él
se enmarcan y se explican la mayoría de los problemas filosóficos. En este sentido y en el caso concreto de la
ética, esta debe examinar el alcance de la formulación de las proposiciones
éticas, qué es lo que pueden contener, y hasta dónde el lenguaje permite que
los juicios éticos sean formulables en proposiciones. Se trata de estudiar la
lógica de nuestro lenguaje que en el caso de la ética pretende formularse
en proposiciones: este es uno de sus objetivos centrales. Lógicamente, de las
tesis que allí se expongan se deberán adelantar las conclusiones pertinentes y
que de todas maneras afectan el corpus ético en su naturaleza y esencia.
Las consideraciones singulares del autor, incluyen
asuntos cruciales del campo ético, que han sido tradicionales en el tratamiento
del mismo. Tiene por ejemplo –y lo considero de una importancia decisiva pues
es tal vez allí donde tendríamos que entrar con más detenimiento-
consideraciones aforísticas en torno al sujeto
ético, a la libertad, a la felicidad, al sentido de la vida, que sobrepasan el
ámbito de los hechos lingüísticos. Creo que aquí radica la diferencia de
Wittgenstein con las más recientes propuestas que pretenden resolver en una
teoría de la acción comunicativa los asuntos que son de la más intrínseca
competencia ética pero que no se resuelven en el análisis de un hecho
lingüístico ni en el intento de respuesta a la pregunta por los Fundamentos. Un asunto ético-moral no se
resuelve completa y satisfactoriamente en el análisis de un hecho lingüístico,
tal y como pretenden los más recientes análisis de los actuales teóricos de la
Ética. El análisis de los hechos lingüísticos enfrenta parcialmente el
problema, si bien resuelve aspectos particularmente importantes, en los cuales
el autor que nos ocupa tiene apreciaciones profundas y distinciones necesarias.
Confesamos que nosotros mismos en nuestro caso abundamos en el examen de los
tópicos lingüísticos, pero allí no está la verdadera substancia de la ética. La ética está por fuera del mundo, por
fuera del lenguaje.
Algunas de tales implicaciones que sólo de manera
introductoria sugerimos, nos confirman que la
ética es para L. Wittgenstein algo profundamente respetable, pero que de
ninguna manera es una ciencia; el intento de respuesta por los Fundamentos de
la Ética, en parte puede ser el producto de una necesidad que le correspondería
a la ciencia. La ética no aumenta para nada en ningún sentido, nuestro
conocimiento. Por lo mismo, en cualquier intento de definición del bien siempre
nos equivocaremos. Y la Ética tiene un carácter supremo que hay que estar en
condiciones de contemplar -y no tanto de fundamentar-
Acerca del material
Es difícil hacer un seguimiento organizado y
coherente del punto de vista ético en Ludwig Wittgenstein por diferentes
razones: algunas de ellas son las siguientes:
- El material donde se nos informa acerca del
asunto no está agrupado en un solo texto y no configura un cuerpo global
(excepción hecha de la famosa Conferencia
de Ética).
- La modalidad de las consideraciones en
aforismos, implica una dificultad especial en la interpretación, que con mayor
razón se aplica en el caso de la ética. El texto central al cual nos referimos,
no tiene el estilo aforístico característico del autor, pero la comprensión del
mismo sí implica la riqueza y la dificultad de tal modalidad. El Diario
Filosófico y el Tractatus, todos lo sabemos, contienen aforismos de difícil
elucidación.
- Nos vamos a referir al problema teniendo en
cuenta un material disperso pero que se refiere especialmente a 6 tipos de
fuentes: 1) Notas de su Diario filosófico.
2) Aforismos del Tractatus
Logico-Philosophicus. 3) Su Conferencia
sobre Ética (entre septiembre de 1929-diciembre 1930.) 4) Conversaciones con Waissmann y M. Schlick en
tomo al Argumento.5) Movimientos
del Pensar. 6) Luz y Sombra.
Cada una de las fuentes contienen aforismos
fechados según el año en que fueron escritos; por el momento digamos que las
primeras en orden cronológico son las que corresponden a su primera parte del Diario Filosófico, las segundas al Tractatus y las consignadas en su
conocida Conferencia sobre Ética, con
sus consideraciones adicionales y que se encuentran en las Conversaciones con Waissmann y Schlick. En alguna medida entendemos
estas conversaciones como aporte complementario a su material central. Tengo
presente igualmente dos textos que han sido publicados recientemente en español
y que se inscriben en el espíritu del tema que nos ocupa: Movimientos del Pensar y Luz y Sombra.
Habida cuenta de este ordenamiento (artificioso en
algún sentido como casi todo el material del autor), comencemos por su Conferencia sobre Ética, por contener
esta en forma más amplia, anotaciones detalladas y explícitas sobre la materia.
Lo que pretendo centralmente es hacer una especie de lectura pedagógica
inicial, que arroje alguna luz para una incursión posterior más detallada en su
contenido. Además, agregaremos otras consideraciones que se entienden a la luz
de este cuerpo central, pero que forman parte igualmente de sus observaciones
acerca de la ética. El procedimiento puede ser diferente como ocurre en otros
muchos tratamientos que se han hecho del tema.
Conferencia sobre Ética (septiembre 1929 - diciembre 1930)
La reflexión que presentamos a continuación es más
extensa que el texto del propio autor, el cual alcanza escasamente a seis
páginas. Pero tal vez la profundidad del texto y los intentos por aclarar y
extraer algunas de las consecuencias de sus tesis centrales sean la razón de
este aparente despropósito.
Destinatarios
Probablemente esta conferencia fue preparada por
Wittgenstein para pronunciarla en Cambridge, entre septiembre del año 29 y
diciembre del 30. Según algunas fuentes, es ésta la única conferencia pública,
escrita o pronunciada por el autor y según alguna información parece que la
dictó a una conocida sociedad denominada The
Heretics.
La presentación
Wittgenstein es explícito en su propósito y en tal
sentido quiere despejar cualquier falsa expectativa de quienes asisten a su
conferencia. Su reconocida solvencia académica siempre despertaba interés y
cuando fue invitado posiblemente por este grupo de trabajo, estaba en condiciones
de hablarles sobre algunas cosas en las cuales se le consideraba una autoridad;
por ejemplo sobre lógica, que en su época era un tópico central y determinante
de la filosofía, sobre algunos tópicos de la ciencia, etc. Sin embargo,
prefiere literalmente "no desaprovechar la oportunidad hablándoles sobre
lógica o sobre algún argumento que pudiese satisfacer la curiosidad superficial
de los últimos descubrimientos de la ciencia". Aparece aquí una primera
distinción para el recurrido binomio de la época: ciencia y ética. Por el
contrario pretende con una actitud modesta aclarar algunas ideas acerca de lo
que considera un asunto de una importancia decisiva: el tema de la ética, y no
necesariamente desde el punto de vista de la ciencia.
Es consciente de las diferentes dificultades que
comporta el argumento, especialmente porque no es fácil mostrar el punto de llegada al cual quiere conducimos.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta y es aplicable a todo su tratamiento
filosófico. Difícilmente se visualizan los objetivos a los cuales apunta, los
caminos que recorre y las diferentes incursiones --en ocasiones
intencionalmente repetidas- pero que con toda seguridad tienen un propósito y
llegan a buen puerto.
Inicia su reflexión tomando como punto de partida
la clásica y difundida definición de G. E. Moore en su Principia Ethica: la ética
es la investigación general sobre lo bueno. Tal definición la considera
útil, pero insuficiente y no resuelve un sinnúmero de asuntos que quedan
pendientes; los enuncia a renglón seguido. Advirtamos que para Moore el
problema tampoco es tan elemental y no cree resolverlo en la definición. Sin
embargo el tratamiento Wittgensteiniano es diferente y tiene entre otras las
siguientes consideraciones:
Acerca del uso
Para el autor es claro que la noción de uso en sus observaciones filosóficas ha
replanteado la teoría del significado de los marcos conceptuales. En el
presente caso inicia su reflexión enunciando formas más o menos sinónimas y que
en algún momento pueden colocarse al lado o en lugar de la definición Mooreana;
tienen como finalidad mostrar en alguna medida el objeto de la ética y lo
complejo del problema. Recurrimos en un primer momento a las distinciones que
surgen de un elenco de usos, en los cuales los diferentes conceptos en el campo
de la ética tienen su importancia. Veamos algunos de ellos.
Definición de Moore: la ética es la investigación
general sobre lo bueno.
Definiciones alternas (de Wittgenstein):
- La ética es la investigación sobre lo valioso.
- La ética es la investigación sobre lo que
realmente importa.
- La ética es la investigación acerca del
significado de la vida.
- La ética es aquello que hace que la vida merezca
vivirse.
- La ética es aquello que muestra la manera
correcta de vivir.
¿Cuál es la finalidad de estas definiciones
sinónimas? Simplemente mostrar una idea aproximada de lo que se ocupa la ética.
Pero ello es bastante importante ya que el panorama de comprensión de ella se
amplía.
Algunas
distinciones
Lo importante de la iniciativa anterior radica en
hacer algunas distinciones que Wittgenstein considera necesarias y que arrojan
alguna luz sobre el asunto ético. Aquí comienza a perfilarse como singular el
punto de vista ético de nuestro autor en cuestión.
Dos usos: relativo y absoluto
En todas y cada una de las expresiones
anteriormente señaladas se pueden presentar al menos dos usos en los términos
centralmente destacados y tales usos son diferencialmente distintos. Apuntan
por un lado, a un uso que Wittgenstein denomina trivial o relativo; y por otro lado, a un uso absoluto y que denomina explícitamente el uso ético. Y aquí surgen cuestiones importantes. Wittgenstein
retorna los ejemplos con el fin de hacer más claridad (ejemplos del autor).
a) Uso
relativo. Consideremos algunos ejemplos (del uso relativo); éstos van a
corresponder a los niveles de definiciones alternas que el autor propuso al
comienzo de su texto y que serían paralelos a las definiciones de Moore.
- Esta es una buena
silla (uso relativo). La palabra bueno significa aquí que satisface un estándar
determinado, previamente prefijado.
- Este hombre es un buen pianista (uso relativo): quiero decir que este hombre tiene un
cierto grado de habilidad y por tanto puede tocar piezas de un cierto grado de
dificultad.
- Para mí es importante
no resfriarme (uso relativo): quiero decir que debo evitar ciertos trastornos.
- Esta es la carretera correcta (uso relativo): lo es en relación con cierta meta.
La aclaración en torno al uso, nos ayuda a precisar algunos asuntos subsiguientes que
permiten ubicar la discusión en torno al problema de la ética. Los anteriores
ejemplos y otros similares que podríamos proponer, no causan problema mayor y
este uso no es el uso que hace la Ética.
Veamos entonces algunos ejemplos donde el uso de
este concepto sí es problemático; es allí donde nace lo más polémico e
interesante para una discusión.
b) Uso absoluto (ético). Parte de una comparación de un concepto que pertenecería al uso trivial
(en este caso no-problemático) con el fin de presentar el matiz que originaria
el caso ético y su diferencia substantiva.
Propone este doble ejemplo:
- Primer caso: lo veo jugar tenis y le digo:
"usted juega bastante mal".
Pero él me puede responder sin que se cause mayor problema: "sí, lo sé,
pero no quiero hacerla mejor".
- Segundo caso: supongamos que yo contara a alguno
de ustedes una mentira escandalosa y se me dijera: "se está usted
comportando como un animal". Y yo me atreviera a agregar: "sé que mi
conducta es MALA, pero no quiero comportarme mejor".
No sería suficiente que yo simplemente dijera:
"Ah, entonces, de acuerdo". Sino que la respuesta sería del siguiente
corte; debería desear comportarse mejor.
Esto último es un ejemplo de uso
absoluto, ético. El primero, es relativo y no es problemático, el segundo
es bastante problemático.
¿Dónde radica la diferencia? En que en el primer
caso no hay ningún asunto de trascendencia importante, en cambio en el segundo
caso hay un problema pendiente de valor.
Aquí podríamos señalar el nacimiento del problema ético: en el asunto del valor. Y es aquí donde debe
comenzar el discernimiento. Veamos entonces cuáles son las notas sobresalientes
del valor.
En torno al valor
La manera de formular la pregunta está encaminada
a obtener algunas distinciones necesarias que despejarán la comprensión de uno
de los tópicos centrales del asunto ético: el asunto del valor. Es en este campo del valor donde las anotaciones del autor
tienen mayor importancia ya que contienen una serie de distinciones necesarias
poco frecuentes en los teóricos de la ética. El estatuto del valor y los alcances de su contenido son los que quiere
examinar Wittgenstein; con tal fin establece algunas relaciones importantes y
útiles para un debate ético.
Veamos entonces:
Es necesario
y posible distinguir -así se ha hecho clásicamente- entre valor relativo y valor absoluto. Y
agrega el autor: en ambos casos -el relativo y el absoluto-se pretende enunciar el valor. Aquí surge uno de
los principales puntos de controversia: en torno al asunto que implica la enunciación del valor, es decir, en el
campo de las proposiciones que refieran
valor.
El autor en casa de M. Schlick en el año 30 decía:
si describo la realidad, describo lo que encuentro entre los hombres. La
sociología debe describir nuestras acciones y nuestras valoraciones del mismo modo que describe la de los negros; sólo
puede narrar aquello que ocurre. Pero en la descripción del sociólogo nunca
debe aparecer la proposición: esto y aquello constituye un progreso. Todo lo
que puedo describir es que la gente tiene preferencias. Supongamos que, por
experiencia, hubiera descubierto que entre dos cuadros siempre prefieres aquel
que contiene más color verde, que tiene una tonalidad verde, etc. En tal caso
he descrito eso, pero no que esta
pintura sea más valiosa. Se
pregunta: ¿es el valor un particular
estado anímico? ¿Es el valor un
estado emotivo? o ¿una forma inherente a ciertos datos de la conciencia? Dice
Wittgenstein: mi respuesta sería: rechazaré siempre cualquier explicación que
se me ofrezca; no tanto porque sea falsa, sino por tratarse de una explicación.
Las siguientes consideraciones a mi modo de ver
recogerían las connotaciones más sobresalientes de su pensamiento.
PRIMERA CONSIDERACIÓN.
Cada juicio
de valor relativo es un mero enunciado de hechos -primer asunto-, y
-segundo asunto-, se puede expresar, enunciar, de tal forma que pierda toda
apariencia de juicio de valor. En cambio no
pueden existir juicios de valor absoluto. Esta última parte la dejamos para
un poco más adelante y es donde radica lo más central de su tesis.
En la afirmación anterior hay al menos dos asuntos
pendientes. El primero, la relación que existe entre enunciado de hecho y su correspondiente juicio. Y el segundo, la
relación entre enunciado de hecho y el
valor de dicho juicio. Una cosa es el juicio como enunciado y otra cosa es
el juicio como valor. La diferencia
radica en que es posible hacer desaparecer el segundo componente del problema,
es decir que desaparezca la apariencia de valor que acompaña al juicio (sobre
todo si un concepto tal de valor
causa confusión conceptual en los juicios indiscriminadamente descritos).
¿De qué manera pierde toda apariencia de valor el
enunciado de un hecho? Esto es demasiado importante porque prepara una de sus
tesis centrales: no puede haber
proposiciones (enunciados de hechos) -de orden absoluto-- de ética.
Lo podemos explicar en el siguiente ejemplo:
"esta es la carretera correcta al aeropuerto" (ejemplo nuestro).
Perfectamente puedo hacer desaparecer el juicio de valor respondiendo:
"esta es la carretera correcta al aeropuerto si quieres llegar en el menor
tiempo posible".
Un nuevo ejemplo: "este hombre es un buen corredor", significa
simplemente que corre un buen número de kilómetros en un cierto número de
minutos.
En ambos casos hay enunciados de hechos y hay una
forma en la cual el enunciado pierde toda su forma de valor. Lo anterior quiere
decir que todos los juicios de valor relativo son meros enunciados de hechos, sin
que de manera intrínseca y necesaria deban contener el valor.
Esta puede ser una primera conclusión que correspondería a su primera consideración
central en sus tesis sobre la ética: los juicios de valor relativo que
correspondan a enunciados de hechos pueden ser llamados simplemente enunciados
de hechos, ya que su componente de valor
puede desaparecer.
SEGUNDA CONSIDERACIÓN.
El punto crucial del asunto surge cuando
pretendemos que un enunciado de hecho implique un juicio de valor absoluto. En definitiva es plantear la posibilidad o
imposibilidad de las proposiciones éticas, es decir, de aquellas que puedan
contener juicios de valor absoluto.
¿Cuál será entonces la característica de un juicio
de valor que sea del orden ético y cómo se constituiría, se conformaría dicho
juicio?
Si logramos entender esta distinción, será fácil
asimilar las subsiguientes afirmaciones que definirán el espacio de lo ético,
que se entienden apenas como la consecuencia de esta concepción inicial.
Podríamos decir que entendida y aceptada esta distinción, todo lo demás se
acepta en consecuencia.
¿De qué tipo, de qué naturaleza, qué alcanzan a
decir los enunciados de hechos que pretendan tener el carácter de absoluto?
La afirmación Wittgensteiniana es: el enunciado de hecho nunca puede ser,
ni implicar un juicio de valor absoluto; dicho de otra manera, no puede haber
proposiciones de ética. Y lo desarrolla de la siguiente manera comparativa:
El libro del mundo
"Supongamos que alguno de ustedes sea
omnisciente, que conozca todo acerca de lo animado o inanimado del mundo, aun
los estados mentales de todos los seres que hayan vivido. Y que este tal hombre
escribiera su saber en un libro -el
libro del mundo- que contuviese toda la descripción del mundo (enunciado de hechos). En dicho libro no se incluiría nada que pudiésemos llamar juicio ético ni nada que pudiese implicar lógicamente tal juicio.
Si en el libro del mundo leemos la descripción de
un asesinato con todos los detalles físicos y psicológicos, tal descripción de
hechos no encerrará nada que podamos denominar una proposición ética. El
asesinato estará en el mismo nivel que cualquier otro acontecimiento, como por
ejemplo, la caída de una piedra. Ciertamente la lectura de esta descripción
puede causamos dolor o rabia o cualquier otra emoción (...) podríamos también
leer acerca del dolor o de la rabia que este asesinato ha suscitado entre otra
gente que tuvo conocimiento de él, pero serían simplemente hechos y hechos y no
ética.
Podemos decir entonces como una especie de segunda conclusión que no hay por lo
tanto juicios que contengan a su vez enunciados de hechos en tomo a los cuales
se pueda hacer juicios de valor absoluto. Todos los enunciados de hechos son
del mismo orden, están en el mismo nivel.
TERCERA CONSIDERACIÓN
Si son imposibles los enunciados
éticos de contenido de valor absoluto, ¿será que ellos se explican como atributos
de nuestros estados mentales?
Afirma: sería pensable un poco a la manera de
Hamlet: "Nada hay bueno ni malo, si
el pensamiento no lo hace tal".
Él lo resuelve de inmediato afirmando que los estados mentales no se pueden confirmar
en cuanto tales, sino en la medida en la cual ellos, finalmente, son también
hechos descriptibles. Y si son hechos descriptibles, estos no son ni buenos ni
malos en sentido ético.
Esta tercera consideración nos remite a una parte
de la discusión filosófica de Wittgenstein a la que le dedicó bastante tiempo: el problema de las confusiones conceptuales
que surgen en tomo a los estados mentales. Por el momento sólo hacemos esta
alusión pero dejamos pendiente la extensa explicación que el problema
implica. Digamos sin extendemos demasiado que lo bueno y lo malo tampoco son
atributos de nuestros estados mentales -que se sobreentiende en una teoría
emotiva de la ética-, ni tampoco son
cualidades del mundo externo: tercera conclusión.
CUARTA CONSIDERACIÓN
"Si
existiera un libro de ética que
realmente fuera un libro de ética, este libro destruiría como una explosión todos los demás libros del
mundo".
De acuerdo con lo anterior ¿qué sería entonces la
ética?, ¿cuál sería su objeto?, ¿puede ser pensada la ética como una ciencia?
Para sus contemporáneos esta era una pregunta fundamental que se debía
resolver: ¿las proposiciones de dicha ciencia cómo significarían?, ¿cómo sería
la forma proposicional ética? Es aquí donde aparecen las apreciaciones más
novedosas del autor, sus apreciaciones de mayor alcance. Nada de lo que somos capaces de pensar o decir puede constituir el
objeto de la ética, y es porque las palabras, nuestras palabras, tal y como las
usamos en la ciencia, sólo contienen como recipientes lo que ellas son capaces
de contener; y sólo transmiten los significados y sentidos naturales, y ninguno
de estos lenguajes naturales o científicos pueden contener intrínsecamente
niveles superiores o sublimes, por ejemplo, los niveles de la ética. Por más
que queramos que una taza de té contenga mucho té, ella no puede contener más
de lo que da la capacidad de la taza.
Tal vez sea aquí donde se pueden situar los
niveles de enunciados de una acción comunicativa dialogal con el fin de lograr
ciertos propósitos de bienestar general, colectivo. Pero dichos enunciados
naturales, según Wittgenstein no tocarían en nada la esencia de la ética, así
ellos sirvan para propósitos prácticos determinados y de un alto beneficio
social.
Estamos aquí frente a uno de los problemas centrales en la concepción Wittgensteiniana:
estamos arremetiendo contra las barreras del lenguaje. Todo el
argumento de la conferencia está encaminado a mostrar que la ética constituye
un intento de sobrepasar los límites del lenguaje. Esta pretende ser la esencia
de la ética: los límites del lenguaje para enunciar lo que contendría la ética:
es esta nuestra cuarta conclusión y que se expresó en el título de esta
conferencia.
QUINTA CONSIDERACIÓN.
Si las palabras que enuncian los
hechos son descripciones naturales, la ética, de ser algo, es SOBRENATURAL (no
natural).
NOTA. Se podrían establecer las relaciones entre LÓGICA Y LO SOBRENATURAL y
LA ÉTICA Y LA CREENCIA RELIGIOSA. Ambos temas exigen un tratamiento extenso que
deben ser tratados puntualmente y hay suficientemente material para hacerlo.
Por ahora los dejamos de lado.
Mientras con nuestras palabras nos refiramos a
hechos y a proposiciones sólo tendremos la posibilidad de enunciar un valor relativo --esto ya está claro
según lo expuesto anteriormente-, y por tanto, sólo deberíamos hablar de bondad y corrección relativas.
Atrevidamente digamos que estos serían los alcances de una razón discursiva y
de una razón argumentativa que enuncia valores. Y ya dijimos que este carácter
del valor en el caso de los juicios relativos, puede desaparecer formulando la
proposición o enunciando el hecho de manera diferente, es decir, mediante un
giro proposicional. Si recordamos los ejemplos anteriormente citados, podemos
entonces decir ahora, que la carretera correcta es la que conduce a una meta
arbitrariamente fijada; es decir, no podemos hablar de carretera correcta en
abstracto y por fuera de lo predeterminado.
Si fuera absolutamente
necesario -con necesidad lógica- que todos deban necesariamente tomar esta
carretera correcta, el que no lo haga debería avergonzarse de ello. Y claro está, esto no sucede.
Por tanto no podemos pensar el bien absoluto vinculado a un estado de cosas
descriptibles, pues en tal caso, tal bien absoluto, debería realizarse
necesariamente. Quien no lo haga debería sentirse culpable de no hacerla.
Quinta conclusión: la ética no es naturalmente descriptible, es sobrenatural.
SEXTA CONSIDERACIÓN
“El bien absoluto, es la experiencia par
excellence”.
Cuando llega a este punto, se siente impedido para
hacer una reflexión sobre el bien
absoluto, el juez absoluto, si no acude -como lo hace en la mayoría de sus
escritos- a la evocación de situaciones típicas mediante las cuales de una
manera similar se podría tener una impresión que sirva de punto de referencia
para entender lo que sucede en el campo de la ética. Veamos lo complejo de dos
afirmaciones que enuncia el autor y que trata de esclarecer:
1. No podemos negar que nos sentimos tentados a
usar expresiones del tipo bien absoluto,
valor absoluto.
2. Ningún estado de cosas tiene lo que se podría
denominar el poder coactivo de un juez absoluto.
Entre ambas situaciones se mueve su discusión de
la manera siguiente:
Pensemos en algunas situaciones en las cuales he
sentido placer -son de muchos tipos-o Por ejemplo, es del autor "la
sensación de pasear en un día soleado de verano"
(se entiende mejor en el ambiente del clima normal
en Inglaterra). Lo que se siente es una situación singular, una experiencia
particular par excellence.
Para Wittgenstein lo que va a decir en seguida es
lo que él mismo denomina su primer y principal ejemplo. Sería lo que definiría
de manera central su concepción de la ética. No busca definir la ética, sino
más bien describirla: "cuando trato de concentrarme en lo que entiendo por
valor absoluto o ético me sucede
algo semejante a lo que sucede con la grata sensación de caminar en un día
soleado de verano". Tengo una
experiencia --el lugar de dicha experiencia es el sujeto, no el mundo ni las
cosas del mundo-- que la quiero llamar experiencia par excellence. Esta experiencia
par excellence que es del tipo de la situación ética produce resultados
singulares muy diferentes a los producidos por las experiencias de otro tipo,
digámoslo así, por las experiencias corrientes, ordinarias y naturales.
¿Cuáles son esos resultados y qué nos produce
dicha experiencia?
Suceden cosas como ésta: me asombro ante la
existencia del mundo, y me siento inclinado a usar frases como ésta: "qué
extraordinario que las cosas existan, qué extraordinario que el mundo
exista". Pero estas afirmaciones son problemáticas por las siguientes
razones: entendemos fácilmente que nos asombre el tamaño de un perro con
relación al tamaño de otros perros. El asombro tiene sentido si me puedo
imaginar el caso contrario, de no-ser. Pero no me puedo asombrar de la existencia del mundo, ya que no puedo
imaginármelo no-siendo. Lo que sucede es que estamos usando mal las palabras
asombro y existencia. No puedo decir tampoco que me asombro del mundo sea como
sea, sea tal cual sea (…) sería asombrarme de una tautología. Y estas no
asombran.
Cualquiera de ustedes que escuche las afirmaciones
anteriores producidas por la experiencia par excellence estaría
autorizado para decir: la expresión
verbal que damos a esta experiencia
carece de sentido. Uso mal el lenguaje si afirmo que "me asombro ante
la existencia del mundo". Pues bien, esto es lo que nos sucede cuando
pretendemos hacer enunciados y proposiciones éticas, que quieren contener el
valor absoluto, la experiencia par excellence. De nuevo, aquí el problema está en los límites del lenguaje y sobre
todo cuando queremos arremeter contra estos; no podemos sobrepasar los límites
del lenguaje. No puede haber proposiciones de ética -ni de estética-, el
lenguaje no es su lugar natural y por ello no se puede pretender que se formule
en proposiciones, el bien absoluto.
Frente a la experiencia par
excellence cabe únicamente una actitud de asombro, de perplejidad. Ha sido
también su pasado modesto, iniciado por nuestro ilustre maestro Sócrates.
¿Cuánta ética cabe en el lenguaje? Poca. Tal vez sea la que intentan
confirmar los esfuerzos contemporáneos de los actuales teóricos de la ética.
Pero en ella sólo caben los juicios de valor relativo y estos, finalmente, se
asimilan a descripciones de hechos; por ejemplo al hecho de la comunicación.
Podremos entonces concluir en este escenario que
un característico mal uso de nuestro lenguaje, subyace en todas nuestras
expresiones éticas (y religiosas). Usamos mallas palabras en el caso de la ética cuando pretendemos que ellas
contengan lo que hemos venido denominando el bien absoluto. (o nos damos cuenta cuando queremos arremeter contra
los límites del lenguaje que lo máximo que logramos es movemos en el amplio
espacio de los símiles. En buena medida la riqueza de las similitudes del lenguaje,
para el caso de la ética, nos juega trampas insospechadas. Usamos en ética sólo
símiles. Cuando usamos en sentido ético la palabra correcto, por supuesto que
no lo hacemos de la misma manera como lo usamos en sentido trivial. "Es una buena persona", no es lo mismo
que "es un buen jugador de fútbol". "La vida de este hombre era
valiosa" no es lo mismo en el sentido de una joya valiosa; sin embargo
hay alguna analogía. Lo mismo sucede con todos los términos religiosos.
Cuando queremos traspasar la analogía, el símil, es cuando queremos
arremeter contra los límites del lenguaje. El símil es el máximo permiso que
nos permite el lenguaje. Claro que para otros propósitos el símil es el
principal instrumento, la primera herramienta y hasta imposible de reemplazar.
Parece entonces que en el lenguaje ético (y
religioso) constantemente usamos símiles. Pero aquí viene de nuevo la
profundidad Wittgensteiniana: un símil debe ser símil de algo, en algún punto
debo ser capaz de dejar a un lado el símil y enunciar directamente los hechos.
Pero en nuestro caso, tan pronto intentamos esto, nos encontramos con que no
hay tales hechos. Esta es la diferencia fundamental con los hechos enunciables
con los cuales no tendríamos ningún problema. Aquí la dificultad radica en querer
encontrar, digámoslo así, los hechos
éticos. Sólo encontramos símiles que describen aproximadamente los
anhelados hechos éticos. Ellos no existen. Para Wittgenstein las proposiciones
describen los hechos, la totalidad de
los hechos. Y de esto se ocupa la
lógica.
SÉPTIMA CONSIDERACIÓN
Una paradoja: una experiencia, un hecho parecen
tener un valor absoluto (en este caso es un valor sobrenatural).
Extraña confirmación, que es por lo mismo
paradójica. Esa experiencia par excellence, parece tener todavía en algún
sentido un valor intrínseco y absoluto en algún punto. Es una paradoja que una
experiencia, un hecho, parezca tener un valor
absoluto.
La paradoja consiste en que carece de sentido
afirmar que tiene valor absoluto.
Enfrentamiento de la paradoja: una vez más acude a
una figura para ilustrar el caso y así, ayudado por dicha figura, poder decir
lo que quiere decir acerca de la ética y, por tanto, del valor absoluto.
Supongamos que sucede un acontecimiento salido de lo normal, de lo ordinario,
algo extraordinario que podamos ser capaces de imaginar: sucede algo como
milagroso.
Sería absurdo, -paradójico- afirmar que la ciencia
puede probar que no hay milagros. Estamos utilizando la palabra milagro tanto
en el sentido absoluto, como en sentido relativo. Describamos la experiencia de
ver el mundo como un milagro. Me siento inclinado a decir que la expresión
lingüística correcta del milagro de la existencia del mundo -a pesar de no ser
una proposición en el lenguaje- es la existencia del lenguaje mismo. El
problema está en que no podemos expresar lo que queremos expresar y que todo lo
que decimos sobre lo absolutamente
milagroso, sigue careciendo de sentido. Para muchos de ustedes la respuesta es
clara, dirán: si bien ciertas experiencias nos incitan constantemente a
atribuirles una cualidad que denominamos importancia o valor absoluto o ético,
esto sólo muestra que a lo que nos referimos con tales palabras no es un sinsentido.
Después de todo, a lo que nos referimos al decir
que una experiencia tiene un valor
absoluto es simplemente a un hecho como cualquiera otro y todo se reduce a
esto: todavía no hemos dado con el análisis lógico correcto de lo que queremos
decir con nuestras expresiones éticas (o religiosas).
Podemos concluir entonces que ninguna expresión es
apta para describir lo que entiendo por valor absoluto y rechazaría ab initio cualquier descripción
significativa que alguien pudiera, posiblemente, sugerir por razón de su
significación.
El hombre tiene el impulso de arremeter contra los
límites del lenguaje. Pero a pesar de todo arremetemos contra esos límites.
Este arremeter contra los límites del lenguaje es la ética. Considero esto de
la mayor importancia para poner fin a toda la charlatanería sobre la ética: de
si hay conocimiento en la ética, de si existen los valores, si lo bueno puede
defInirse. Esto lo decía en la casa de M. Schlick en el año 30. En ética
constantemente se trata de decir algo que no concierne ni puede concernir a la
esencia del asunto.
Afirmación central:
Estas expresiones carentes de sentido no carecían
de sentido, sino que era su falta de sentido lo que constituía su mismísima
esencia. Porque con ellas pretendía ir más allá del mundo, es decir querer ir
más allá del lenguaje significativo. Mi único propósito y el de todos los que
han pretendido escribir o hablar sobre Ética (o sobre religión) es arremeter
contra los límites del lenguaje.
La ética en la medida en que surge del deseo de
decir algo sobre el sentido último de la vida no puede ser una ciencia. Lo que significa, que la ética no añade nada
a nuestro conocimiento.
Hasta el momento nos hemos dedicado de manera muy
cercana a seguir casi literalmente el texto que contiene la Conferencia de
Ética; creemos haber logrado una parte importante del trabajo.
Con lo presentado hasta el momento creo que nos
hemos familiarizado con algunas de las distinciones substantivas que
Wittgenstein propone aclarar.
Para concluir quiero ocuparme de 3 asuntos centrales,
y que me propongo examinar a continuación, en los cuales se enuncian a mi modo
de ver otros tópicos centrales de su punto de vista que deben ser analizados. Ellos
son:
1. ACERCA
DEL SUJETO ÉTICO
2. El YO y
el JUICIO DE VALOR y
3. SOBRE LA
FELICIDAD.
1. EL SUJETO ÉTICO.
En este punto hay que detenerse en profundidad
porque es tal vez aquí donde las afirmaciones entendidas en su conjunto,
completan el panorama del universo ético. Comencemos a darle la palabra a otros
textos del autor, tales como el Diario
Filosófico y el Tractatus
Logico-phílosophicus, los cuales los citamos al comienzo de nuestra
presentación como fuentes primarias importantes para esclarecer otros tópicos
del punto de vista ético.
En dos partes de su conferencia sobre ética, decía
explícitamente: "(...) como ya he dicho esto es una cuestión totalmente
personal". Y en casa de Schlick dijo: "al final de mi conferencia
sobre ética hablé en primera persona ...Creo
que esto es totalmente esencial... Aquí ya no se puede establecer nada más,
sólo puedo aparecer como personalidad y
hablar en primera persona". Esta es una referencia fundamental. El yo es el yo-sujeto ético.
En su Diario
Filosófico afirmaba en el año 16: "hay dos divinidades: el mundo y mi
yo independiente."
Ese YO
independiente lo es, respecto al mundo. El 7 de agosto del mismo año
afirmaba: "el Yo no es un objeto, de la clase de los objetos que contiene
el mundo".
Ese sujeto no pertenece al mundo, sino que es un
límite del mundo, agrega en el Tractatus
5.632. Por tanto ese yo no es un objeto más del mundo. Dicho de una manera
muy singular: El YO es lo más
profundamente misterioso.
La esencia del sujeto está enteramente velada,
decía en el año 16; (2-8-16. D. F.) Y dicho sujeto no es parte alguna del mundo
sino un presupuesto inefable de su existencia. Ese yo, además es una especie de
punto inextenso.
Y en ese punto inextenso al que queda coordinada la realidad, allí reside
la ética. Ese centro del mundo al que llamamos YO es el portador de la ética.
Dice Wittgenstein: "de no existir la
voluntad, no habría tampoco ese centro del mundo que llamamos el yo y que es el portador de la ética". Por tanto, en lo esencial, bueno y malo lo es sólo el Yo, no el mundo. Y las proposiciones
que pertenecen a ese yo portador de la
ética no pueden ser proposiciones de las del tipo de las ciencias. Una vez
más, la ética no puede ser una ciencia que añada un tipo especial de
conocimiento a ese yo.
El sujeto de la voluntad es distinto al sujeto de la representación. Difícilmente uno se encuentra caminando en el mundo
al sujeto de la representación. En cambio a cada instante se encuentra uno con
el sujeto de la volición. Cabría
decir que el mundo de la representación
de los hechos del mundo no es ni bueno ni malo, sino que sólo lo es el sujeto volitivo. Al lado del mundo como
representación (Kant) está el mundo como voluntad. En este mundo de la voluntad
es donde la ética entra en juego. Quien pone en juego la ética no es tanto el
mundo cuanto el sujeto de la voluntad,
y este sujeto no es una cosa entre las cosas del mundo, ni es un objeto físico
ni psíquico, sino que es el sujeto
ético, el sujeto moral.
2. EL YO Y EL JUICIO DE VALOR.
Un juicio de valor tiene un doble frente: nos
informa acerca del objeto al que se refiere y otro hacia el sujeto. En el segundo frente el sujeto se involucra, se
pone en juego. Y bueno y malo sólo irrumpen en virtud del sujeto. Por tanto
podemos decir que bueno y malo no son propiedades en el mundo, sino son
predicados y predicables del sujeto. El sujeto es la exclusiva sede del valor
tanto ético como estético.
¿Cómo incide, cómo actúa ese sujeto sobre el
mundo?
Bastante singular la observación wittgensteiniana
al respecto: lo primero es que es necesario constatar la afectación del sujeto
consigo mismo. Lo bueno y lo malo aluden a una relación consigo mismo primero
que todo, y segundo con el todo (con el mundo).
Pero mi voluntad si tuviera algún efecto sobre el mundo, sólo podría tenerlo sobre sus límites,
no sobre los hechos (D. F. 5-7-16).
En su Diario
Filosófico, el 21.7.16 decía: "¿qué es en realidad eso de la voluntad
humana? Quiero llamar 'voluntad' ante todo al portador de lo bueno y lo
malo".
Recomienda paradójicamente lo siguiente:
"sólo renunciando a influir sobre los acontecimientos del mundo, podré
independizarme de él, y en cierto sentido, dominarlo". Cambiar el mundo
como totalidad, o cambiar los límites del mundo, significa básicamente cambiar el punto de vista del sujeto
respecto a él.
Y es aquí donde se plantea el segundo problema al
cual hicimos referencia: el de la felicidad.
¿A qué llamamos felicidad en el mundo y cómo un hombre es feliz?
Veamos finalmente y de una forma muy sintética
algunas consideraciones en torno a este asunto.
3. ACERCA DE LA FELICIDAD
Este problema ha sido un centro de atención en los
teóricos de la ética. ¿Será la felicidad un objeto alcanzable como resultado
del comportamiento ético, del buen comportamiento?
La forma anterior es una manera de plantearse el
problema de la felicidad. Advirtamos que hay otras maneras y pueden surgir otro
tipo de preguntas en dicho campo. Veamos cuál es la forma wittgensteiniana de
referirse a ella.
El 14 de junio de 1916 dijo: "el hombre no
puede convertirse sin más en un ser
feliz".
El sujeto
de la voluntad (ya mencionado) es así mismo el único capaz de ser feliz o desgraciado, feliz o infeliz.
Feliz es aquel que ha llegado a aclararse el sentido de la vida, dando así
sentido al mundo. El mundo del feliz es distinto al mundo del infeliz o
desgraciado.
Hay que poner la voluntad al servicio de una
especie de desafecto, de renuncia, de
ascesis, respecto de los hechos del mundo. Hay que llegar a una especie de
acuerdo con el mundo como totalidad, advirtiendo que ninguna variación nos debe
afectar. Por esta razón hay que ser
feliz pase lo que pase, ocurra lo que ocurra; acepta lo que hay, sea esto
lo que sea.
La vida feliz es buena. La infeliz mala. Soy feliz
o infeliz, eso es todo. Cabe decir no existe lo bueno y lo malo. (Diario
Filosófico 8-7-16).
Quien es feliz no debe sentir temor, ni siquiera
ante la muerte. Siendo feliz enfrentas el problema de la vida, cuya solución
según aparece en el Tractatus 6.521: está en la desaparición de este problema.
La solución que tú des al vivir está en el tipo de
vida que haga desaparecer lo problemático. Que la vida es problemática quiere
decir que tu vida no ha encontrado la forma de vivir. Debes cambiar
por tanto tu vida y encontrar la forma de que desaparezca así lo problemático.
Coloca al hombre en una atmósfera inadecuada y nada funcionará. Se mostrará
enfermo en todas partes. Colócale sin embargo, en su elemento adecuado y todo
se desarrollará y aparecerá sano. D. F. año 16.
La única vida FELIZ es la vida que puede renunciar
a las comodidades del mundo.
LA ÉTICA COMO SENTIDO DE LA VIDA.
Si ya no necesita arremeter contra el lenguaje
para explicar, justificar, describir, sustentar y desarrollar (actividades
propias del discurso de la ciencia) y sin pretender que ellas sean formas
añadidas al conocimiento, sino entenderla
ante todo como una tendencia vital del espíritu humano (sobre todo de su propio
espíritu), y si tenemos claro que en el SUJETO RESIDE la ética y la posibilidad
de la felicidad, dejemos para concluir que sean los aforismos de un místico los
que de aquí en adelante digan solos y contemplen (-la ética solo se puede
mostrar-) la riqueza de la ética que
respetaba profundamente y que por nada del mundo ridiculizaría, según las
palabras finales de su famosa conferencia de ética del año 30.
La Ética es una actitud hacia el mundo, hacia la
vida., la ética es una especie de PREVIO PARA LA VIDA, UN PREREQUISITO PARA EL
SENTIDO Y LA FELICIDAD HUMANAS.
La ÉTICA es para esta vida y no para otra vida,
por eso poco o nada le interesa el premio o el castigo, que son los que han
sido para algunos lo determinante del buen comportamiento, de lo que hemos
denominado la las acciones morales humanas.
Estos aforismos siguientes son el testimonio de un
hombre intensamente atormentado y profundamente ético y no simplemente las
consideraciones de un relativista escueto.
Cuando algo es bueno, también es divino.
Extrañamente así se resume mi ética.
Sólo lo sobrenatural puede expresar lo
Sobrenatural (1929).
No es posible guiar a los hombres hacia lo bueno;
sólo puede guiárseles a algún lugar. Lo bueno está más allá del espacio fáctico
(1930).
Lo inefable (aquello que me parece misterioso y
que no me atrevo a expresar) proporciona quizá el trasfondo sobre el cual
adquiere significado lo que yo pudiera expresar (1931).
Una confesión debe ser parte de la nueva vida
(1931).
No juegues con las profundidades del otro
(1932-34).
Podría decir que si el lugar al que quiero llegar
estuviera al final de una escalera, renunciaría a alcanzarlo. Pues allí adonde
quiero llegar verdaderamente debo estar ya de hecho. Lo que pueda alcanzar con
una escalera no me interesa (1930).
O quizá sea mejor decir: todo el resultado de todo
el trabajo es dejar a un lado al mundo (El arrojar el mundo entero al cuarto de
los trebejos, 1931).
Cuando llevas una ofrenda y te envaneces por ello,
te condenas junto con tu ofrenda (1937).
Debe desmontarse el edificio de tu orgullo. Y es
una enorme tarea (1937).
Seamos humanos (1937).
Nada es tan difícil como no engañarse (1938).
No se puede decir la verdad, cuando no nos hemos
dominado a nosotros mismos. No se la puede decir -pero no porque no sea aún lo
bastante sensato. Sólo puede decirla quien ya descansa en ella; no el que
todavía descansa en la falsedad y sólo una vez sale de esta para alcanzar la
verdad (1939-40).
Con frecuencia, decir la verdad es sólo un poco
más incómodo que decir una mentira; más o menos tan difícil como tomar café
amargo y no dulce; y sin embargo me inclino fuertemente a decir la mentira
(1940).
Para quien mucho sabe, resulta difícil no mentir
(1947).
Vive bien. (1946)
No me resulta claro si deseo que otros continúen
mi trabajo más de lo que deseo un cambio del modo de vida que haga superfluos
todos estos problemas. (Por ello no podría fundar nunca una escuela, 1947).
Lo ético no se puede enseñar (Conversación con Schlick 1930).
Es claro que la ética no se deja expresar.
La ética no trata del mundo. La ética tiene que
ser una condición del mundo, como la lógica.
Ética y estética son lo mismo.
La ética nada tiene que ver con el castigo y la
recompensa. Esta pregunta entonces acerca de las consecuencias de una acción
tiene que carecer de importancia.
Es verdad tiene que haber una especie de
recompensa ética y de castigo ético, pero estos tienen que estar en la acción
misma.
Si para explicar a otro la esencia de lo ético
necesitara una teoría, entonces lo ético no tendría valor. (Conversación con Schlick 1930).
Dostoievski tiene razón cuando dice que el hombre
que es FELIZ ha logrado el fin de la existencia.
Quien es FELIZ NO PUEDE TENER TEMOR.
Solamente quien no vive en el tiempo sino en el
presente ES FELIZ.
El temor a la muerte es el mejor signo de una
falsa, esto es de una mala vida.
Vive FELIZMENTE.
Parece que la vida FELIZ se justifica por sí
misma, que es la única vida correcta.
Con sobradas razones, O. Mc. Drury dijo en alguna
ocasión: "la principal dificultad para entender a L. Wittgenstein es una
dificultad ética".
Para este lector apasionado y fuertemente
impresionado por las tesis de Tolstoi y Dostoievsky, estas llegan a formar
parte vital en todo su quehacer académico y personal.
En algunas notas de su DIARIO SECRETO, de sus
notas de MOVIMIENTOS DEL PENSAR Y LUZ Y SOMBRA -publicados muy recientemente
hay un sentido particularmente profundo de la vida. Por este único pero
convincente motivo me he atrevido a presentar sus convicciones acerca del
universo ético y la imposibilidad de que el lenguaje proposicional contenga la FUERZA
DE LO MORAL EN LOS SERES HUMANOS.
En los debates que se han de seguir sobre este
complejo universo, ojalá le demos algún lugar al centro de esta convicción
central que para mí resume la posición de mayor alcance de su punto de vista y
– que acojo modestamente si me lo permiten, con igual convicción….: EL ÚNICO
PORTADOR DE LA ÉTICA ES EL SUJETO. Por esta misma y contundente razón: “NO
JUGUEMOS CON LAS PROFUNDIDADES DEL OTRO.”
Esto lo digo cuando hoy le damos fuerza y con
razones entendibles, pero que no alcanzan a ser las substantivas, pensar que
hay que conceder licencias o permisos morales mas de carácter social o acercamientos
sobre la diversidad cultural, para entender algunos comportamientos a quienes
viven DIFERENTE Y HONESTAMENTE SU SER DE SUJETOS,- por ej. su ser sexuado, o a
quienes TIENEN QUE TOMAR DECISIONES PERSONALES en muchos casos de salud y de
enfermedad. Cuando negamos a una inmensa mayoría de nuestros compañeros de
viaje en SU DIGNIDAD DE SERES HUMANOS COMO SERES SUJETOS DE DERECHOS. Las
reparaciones económicas o los subsidios económicos deberán ir más allá de los
reconocimientos “ “coyunturales” o temporales, de los derechos humanos . El
MAYOR DERECHO es que todos logremos SER SUJETOS FELICES sin ningún tipo de
exclusión: así esto sea solo un deseo o un sueño…
Las cosas no son en sí buenas o malas….QUIEN ES
BUENO O MALO ES EL SUJETO Y ESTOY SEGURO QUE TODOS EN EL FONDO BUSCAMOS LA
FELICIDAD QUE COMPORTA EL VIVIR BIEN.
Lo que hemos dicho hasta el momento se aplica para
la ESTÉTICA. LA ÉTICA Y LA ESTÉTICA SON LO MISMO. Es importante saber que hay
aforismos que contienen interesantes anotaciones especialmente referidas a la ESTÉTICA,
que pueden ser objeto de una lección especializada sobre el tema.
Tantos años después de la CONFERENCIA DE ÉTICA de
hace 80 años, los hombres seguimos intentando arremeter contra los límites del
lenguaje y ojalá mantengamos LAS ILUSIONES ÉTICAS aquí señaladas, como los
derroteros fundamentales de la vida humana, para que SEAN LA CONDICIÓN
FUNDAMENTAL Y ESENCIAL DE NUESTRO MUNDO.
Muchas gracias
Juan Guillermo Hoyos M.
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